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Budapest, la capital de las maravillas.

10 Feb

Nacida a orillas del río Danubio, la capital de Hungría fue hasta el siglo XIX dos ciudades distintas: Buda y Pest.

Lo esencial de Budapest es la mezcla de la herencia del siglo XIX, que tras la unión de Buda y Pest, y la independencia otomana, trajo consigo una gran transformación urbanística que la convirtió en una metrópolis comparable con París. Buena muestra del paralelismo entre la ciudad francesa y la húngara es la Estación Nyugati, una gran obra de hierro y cristal de la empresa Eiffel, y la gran avenida Andrássy út, principal arteria de la ciudad.


Las principales visitas comienzan en el imponente Palacio Real, situado en la colina de Buda. Este gran edificio, uno de lo más bellos del mundo, alberga la Galería Nacional Húngara, la Biblioteca Nacional, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo de Historia. Quedarás maravillado con la elegancia del Puente de Las Cadenas, construido entre 1842 y 1849, fue el primer puente de Budapest que unió ambas orillas del río. Por él se extiende el malecón llamado Corso, gran centro de atracción social de la urbe.

También destaca el Parlamento (Országház) cuya cúpula se representa en la corona de Hungría. Tanto su exterior como su interior merecen una visita.

 

Pero si visitas esta ciudad a las orillas del Danubio, no puedes perderte el extraordinariamente lujoso edificio de la Ópera, la sala de conciertos más importante de la ciudad construida entre 1875 y 1884 por el arquitecto Miklós Ybl, quien dotó al edificio con los más modernos medios escenográficos de la época. Y para los amantes de la música, la Academia de Música Franz Liszt, otra gran sala musical de Budapest, cuyo interior está considerado una obra maestra del estilo art nouveau.

 


El mejor mirador sobre Budapest es el Bastión de los Pescadores, en la colina del castillo de Buda, desde el que se contemplan el barrio de Pest y el Danubio, con sus monumentales puentes. Junto a él se encuentra la bella y ornamentada Iglesia de Matías, otra de las magníficas joyas de la ciudad. Para contemplar Buda hay que dirigirse a la citada vía del Corso, en Pest, entre el puente de Isabel y el de Las Cadenas.

Además, en el amplio Parque Városliget encontrarás la plaza de los Héroes, varios museos y el castillo de Vajdahunyad.


Si te gusta cumplir con las tradiciones allá donde vayas, no dudes en acudir a uno de los más de 40 baños termales repartidos por Budapest, vestigio histórico de la época otomana. Los más emblemáticos son los baños Gellért, ubicados en unas termas del siglo XIII, rehabilitadas en estilo secesión.
Además, al igual que en otras capitales imperiales centroeuropeas, en la capital húngara quedan cafés clásicos que vivieron su época dorada como foro de tertulias artísticas e intelectuales desde finales del siglo XIX a principios del XX. Entre los más conocidos están el Café New York Káhéház Éterem (fundado en 1917), el Ruszwurm (el más antiguo de 1827, famoso por sus galletas rigó jancsi), y el Café Gerbeaud, de 1858 (donde sigue elaborándose repostería de tradición imperial).


Por otra parte, en Budapest se pueden visitar hasta 225 colecciones de arte. Destacan el Museo Nacional, dedicado a la historia de Hungría desde el siglo XII, y la Galería Nacional Húngara, ubicada en el palacio Real de Buda. Se han inaugurado recientemente además dos nuevos espacios artísticos: el Meo –novedoso centro de arte contemporáneo–, y el Palacio de las Artes –que agrupa un centro de ocio, varios museos como el del Teatro y la sala de conciertos Nacional, famosa en Centroeuropa por su acústica y su gran aforo.

 

Para moverse por la ciudad, la red de metro, trolebuses, tranvías, autobuses urbanos y la línea de minibús comunican todos los puntos de la ciudad. Puedes escoger también el histórico funicular Budavári Sikló que, desde el barrio de Pest, asciende la colina de Buda hasta el castillo.

 

Fuentes: National Geographic Viajes, www.diariodelviajerocom, www.memarchoabudapest.com www.crucerosfluviales.es  

 Por Elena Arcones.

La imperial Viena

20 Ene

La capital austriaca es famosa por su tradición musical, su historia imperial, sus cafés, sus edificios modernistas, sus museos… pero bajo todo esto, hay una ciudad moderna que atrapa de la misma forma que su maravilloso legado histórico y cultural.


Las visitas más ineludibles comienzan por Hofburg, un complejo imperial residencia de los Habsburgo desde el siglo XV al XX. Aloja los aposentos reales, la Biblioteca Nacional, con sus bóvedas cubiertas de frescos, la Escuela Española de Equitación y la capilla de los Niños Cantores de Viena. Impresionante es también la Catedral de San Esteban, un templo gótico coronado por 21.000 tejas vidriadas con el escudo de la ciudad, situado en la céntrica y peatonal plaza de Stephansplatz. Desde sus torres se admira una bella vista.                               

Y para continuar con bellas e históricas construcciones, el Schönbrunn, el palacio de verano de los Habsburgo construido para rivalizar con el mismísimo Versalles. Como curiosidad, en el salón de los Espejos dio su primer concierto Mozart. Además, fue el escenario de la vida de la popular emperatriz Elisabeth de Austria (1837-1898), conocida popularmente como Sissí.

 

La ciudad de Viena tiene, como es inevitable, otros enclaves relacionados con la vida y obra de Mozart. El Cementerio de St. Marx donde fue enterrado en una fosa común en el año 1791. Además el tradicional Café Mozart, en la céntrica plaza Albertina; la plaza que el músico tiene dedicada, la Mozartplatz, presidida por una fuente coronada por una escultura que representa al músico. Y por supuesto, la casa de Mozart, en el centro de la ciudad, donde compuso una de sus óperas más aclamadas, Las bodas de Fígaro, que ha dado nombre a la vivienda:la Casa de Fígaro. Se puede visitar la primera planta, dedicada a un pequeño museo en homenaje al genial músico.

Mención aparte merece la magnífica Ópera Estatal de Viena (Wiener Staatsoper), sin duda una de las más importantes del mundo. Hasta 1920 se llamó Ópera de la Corte de Viena, y hoy es el centro neurálgico de la vida musical vienesa y uno de los polos de atracción del mundo musical.

 

Viena es una ciudad de contrastes, como demuestra la Karlsplatz, una plaza entre la iglesia barroca de San Carlos Borromeo que la preside y los pabellones modernistas del metro, obra de Otto Wagner. Muestra de contraste es también la Hundertwasser Haus, construida en 1985 por Friedensreich Hundertwasser (1928-2000), un edificio ondulante y colorista, hoy uno de los más fotografiados de Viena.

Y para caminar, nada mejor que la Gran Avenida del Ring, un bulevar levantado sobre la antigua muralla de la ciudad en 1857, para ampliar el anillo medieval de Viena. Además de a pie, se puede recorrer con el tranvía 1, que pasa ante los magníficos edificios del Parlamento, el Ayuntamiento y la Ópera estatal.

Otras visitas en Viena son el Musikverein, un teatro de conciertos que data del año 1870, en cuya Sala Dorada la Orquesta Filarmónica de Viena interpreta el Concierto de Año Nuevo cada 1 de enero,   y una de las salas de conciertos más interesantes, la Konzerthaus, por su programación y su estilo Jugendstil en su arquitectura y decoración.

Los Jardines Burggarten, uno de los lugares más agradables para descansar de un paseo por el centro, y la arteria comercial de Viena, la Avenida Graben, ya famosa y concurrida en época de Mozart; y la avenida.

La capital imperial cuenta con numerosos museos, de los que destaca el museo de Historia del Arte, construido para albergar las colecciones imperiales; en sus 91 salas guarda piezas de arte antiguo, de Rembrandt, Tiziano, Rubens o Velázquez. También La Albertina, ubicado en un palacio de los Habsburgo. El Museo  Liechtenstein, con una amplia colección de obras de Rafael, Van Dyck y Rubens. Además, el palacio del príncipe Eugenio de Saboya, Belvedere,  está formado por dos edificios barrocos separados por jardines. El Belvedere Inferior aloja piezas medievales y barrocas; el Superior, arte del siglo XIX, como las mejores obras de Klimt.
Su importancia es tal que en junio del 2001 se inauguró en Viena el Barrio de los Museos, un centro cultural que se cuenta entre los diez más grandes del mundo. La visita más destacada es el Museo Leopoldo, en el que se exhiben, además de obras de Gustav Klimt y otros representantes del modernismo vienés, la mayor colección que existe del pintor Egon Schiele. En el Museo de Arte Moderno se muestra arte austriaco del siglo XX, mientras en la galería Kunsthalle Wien se centran en las últimas tendencias artísticas.T ambién se puede visitar el centro de Arquitectura de Viena, donde se aprecia el proceso urbanístico de la ciudad, desde los romanos a nuestros días.

 Una vez en Viena no puedes dejar de visitar sus típicos cafés. El más clásico de los 650 que hay en la ciudad, es el Sacher, donde degustar su afamada tarta. También son muy conocidas sus tabernas; Grinzing es uno de los barrios de la periferia en los que se pueden visitar típicas heurigen donde se ofrece beber el vino joven del año. No deberías perderte tampoco el Naschmarkt, que a diario es un mercado de verduras y los fines de semana se transforma en un tradicional rastro.

Fuentes: National Geographic Viajes, www.rutanomada.com, www.3viajesaldia.com, www.turismouniversal.com, www.blog.interkultur.com,

Por Elena Arcones.